La cantidad de productos comerciales que utilizan la nanoplata está aumentando de forma progresiva. Las nanopartículas de plata se están utilizando en productos como calcetines, biberones, vendas, etc., para inferir las propiedades antibacterianas al producto, sin que esto afecte a su aspecto o apariencia, ya que las nanopartículas son transparentes. Sin embargo, la comunidad científica y algunas organizaciones medioambientales han suscitado cierta preocupación respecto a la posibilidad de que las nanopartículas de plata puedan eliminarse del producto durante su utilización, lavado y desechado. Una vez eliminados, surge la pregunta, ¿a dónde van? ¿Afectan al ecosistema o pueden provocar efectos tóxicos? ¿Interfieren con las bacterias utilizadas para el tratamiento de aguas residuales? Responder a estas preguntas requiere un riguroso análisis de los ecosistemas controlados, justo lo que están haciendo en este momento los investigadores de la Universidad de Duke. En este vídeo, un investigador explica claramente la metodología que están siguiendo y muestra un nuevo laboratorio con un ecosistema simulando la vida real.
Does Every Silver Lining Have a Cloud? from NISE Network on Vimeo.
Al final, es posible que los científicos concluyan que el uso excesivo de nanoplata en los productos de consumo sea tóxico para el ecosistema, por lo que se restringiría su utilización. Mientras esperamos a que la ciencia nos aporte respuestas, uno empieza a preguntarse: ¿realmente necesitamos tener tantos productos antibacterianos?